Anacleto González Flores nació en 1888 en Tepatitlán (Jalisco, México) en un ambiente familiar y social de extrema pobreza. Desde muy joven fue un notable orador, publicista, catequista y audaz líder cristiano, considerado uno de los más destacados representantes del catolicismo social de México en los turbulentos años de la persecución religiosa de las primeras décadas del pasado siglo.
Hombre de intensa vida espiritual, su amplísima cultura le valió pronto el apodo de Maistro Cleto pese a la humildad y sobriedad de quien, cuando ejerció profesionalmente como abogado, no sólo resolvía problemas legales a los más pobres sino que también les proporcionaba ayuda económica de su propio bolsillo. Estuvo casado con María Concepción Guerrero, con la que tuvo dos hijos.
Impulsor en Jalisco desde 1916 de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), fue también en el mismo estado mexicano director desde 1920 de la Unión de Católicos Mexicanos –la U. En 1924 respondió a la clausura forzada del Seminario Conciliar de Guadalajara con la organización de un Comité de Defensa, que al año siguiente se transformó en su gran obra: la Unión Popular, para la que tomó como modelo la Volksverein alemana. Desde este vasto movimiento cívico y su semanario Gladium, extendió su propuesta al pueblo católico de una resistencia pacífica y civilizada a los ataques del Estado contra la Iglesia, que él mismo testimonió de manera osada y heroica con diferentes iniciativas.
Al finalizar el año 1926 y ya sea por disciplinado sometimiento al sentir mayoritario en la Unión Popular o por estar convencido de que se habían agotado todos los recursos legales y cívicos, apoyó con su prestigio, su verbo y su vida los proyectos de la Liga Nacional en Defensa de la Libertad Religiosa, impulsora de la resistencia activa de los católicos y el levantamiento cristero. La reciente y muy recomendable película Cristiada (Dean Wright, 2012) presenta algunos retazos de la postura personal de Anacleto, que hasta el último momento se opuso a la lucha armada proponiendo la resistencia pacífica y el boicot al gobierno perseguidor.
Considerado por el Presidente Calles como líder moral de la causa de la libertad religiosa en Jalisco, el 1 de abril de 1927 fue apresado por fuerzas del Gobierno y cruelmente torturado hasta alcanzar el martirio. Sus últimas palabras fueron: «Yo muero, pero Dios no muere, Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe». Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005, solemnidad de Cristo Rey, en la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México), junto con otros doce mártires de la persecución religiosa en México.
Además del impresionante testimonio de su vida y martirio, Anacleto González Flores nos dejó algunos libros (La cuestión religiosa en Jalisco y Ensayos) y cientos de artículos y discursos dirigidos en buena parte a motivar a los jóvenes, publicados en su mayoría en las revistas La Palabra y Gladium que él mismo animó. Están escritos con verdadero fuego y elocuente palabra, no libre del estilo algo retórico de su época. Tras su muerte, una parte de estos ensayos se publicaron en los libros Tú serás Rey y El plebiscito de los mártires.
Jaime Urcelay
PD: Recomendamos los siguientes recursos de Internet sobre este beato mexicano:
- Un abogado de nuestra tierra en el cielo. Vídeo de 4,21 min que puede verse en este enlace.
- Biografía oficial de la Santa Sede con motivo de la beatificación. Leer aquí.