Hay que llamar a las cosas por su nombre y dejarse de eufemismos que hay gente que no entiende, con lo cual hay una desorientación manifiesta.
El aborto no es una interrupción voluntaria del embarazo, es simple y llanamente un asesinato; por lo tanto los que lo promueven y los que lo realizan son unos asesinos. Así de claro.
Es un atropello contra la dignidad de la persona humana otorgada desde el mismo momento de la concepción. Es más, si el ADN diseña un ser humano, se debe defender desde el momento de su concepción.
Es un delito contra la sociedad, porque injustamente se le priva de uno de sus miembros que, además, es un ser indefenso e inocente. Por otro lado es un atropello contra la mujer no informada correcta y plenamente de las secuelas psíquicas y de conciencia que le quedan para el resto de su vida.
Las feministas dicen: Nosotras parimos, nosotras decidimos. Pues no; nadie tiene ningún derecho a quitar la vida a un ser inocente. Como mujer, eres depositaria de una vida que llevas en tu seno, no un elemento decisorio ¡No maltrates tu dignidad de madre!
Es un crimen contra el prójimo porque se le priva del derecho a la vida, base y fundamento de los demás derechos humanos pues se trata de una acción intrínsecamente mala e ilícita llevada a cabo por cualquier persona o autoridad pública directa o indirectamente.
Pero esto da muchísimos beneficios a las clínicas abortistas y al Gobierno que las consiente. Pero que sepan que el llamado aborto terapéutico es tan ilícito como el aborto criminal.
Más de 100.000 abortos en 2010
Y a esta pandilla de indeseables la justicia nada les hace.
La ley del aborto tiene que ser totalmente abolida de inmediato.
José María López Callao