«La familia como raíz de la sociedad»* es un interesantísimo libro en el que el filósofo y sociólogo italiano Pierpaolo Donati propone, a partir de razones empíricas y sociológicas, el concepto de ciudadanía de la familia. La familia es para Donati no solamente un lugar de afectos y sentimientos sino un bien relacional primario, originario, del que depende la realización de la humanidad de la persona y de la sociedad.
Sobre esta obra, cuyas ideas no pueden ser más útiles para el debate actual sobre la familia, el semanario Alfa y Omega publica en su último número la siguiente reseña, realizada por Juan de Dios Larrú, Decano del Instituto Juan Pablo II en España y profesor de la Facultad San Dámaso, en Madrid.
La familia: más que una realidad afectiva
LA CIUDADANÍA DE LA FAMILIA
Juan de Dios Larrú (Alfa y Omega, 19/12/2013)
El sociólogo y filósofo italiano Pierpaolo Donati ha acuñado el concepto ciudadanía de la familia, que presenta la familia como una relación social, y no solamente como un lugar de afectos y sentimientos, o como la suma de una casa y un patrimonio.
¿Por qué hablamos de la familia, y no de las familias, en sentido genérico y sin distinciones? Pierpaolo Donati, sociólogo y filósofo italiano, director del centro de estudios de política social de la Universidad de Bolonia, ha publicado recientemente un pequeño y enjundioso volumen, titulado La familia como raíz de la sociedad (BAC), en el que trata de dar una respuesta a esta pregunta. Estamos ante una cuestión de enorme actualidad, que en este libro no es afrontada de forma teórica, sino desde los hechos, con razones empíricas, sociológicas.
La respuesta de Donati es tan simple como enigmática: la familia es y sigue siendo la raíz de la sociedad. La expresión raíz de la sociedad es preciso comprenderla no según una analogía biológica, sino sociológica. Para ello es necesario recurrir a una razón relacional, y no únicamente a una razón técnica, instrumental o funcional. Esta razón es capaz de descubrir que la familia constituye el bien relacional primario del que depende la realización de la humanidad de la persona y la sociedad. La realidad familiar es originaria y original. Donati, en su libro, nos propone un viaje al centro de la familia para reconocer su genoma social y comprender cómo es origen y fuente de la sociedad.
Aparece en este libro el concepto de ciudadanía de la familia, que tiene una importancia decisiva en el debate actual sobre la familia. Este concepto implica reconocer que existen derechos-deberes inherentes a las relaciones de la familia; derechos que van más allá de los individuales. La familia no puede entonces ser anulada bajo el imperativo de una indiferencia ética, pues su existencia no depende de una legitimación política arbitraria. Este concepto de ciudadanía de la familia no surge de un planteamiento estatalista, sino de uno societario; es parte de un pensamiento que atribuye una prioridad a la sociedad civil respecto al Estado. Se sigue naturalmente de aquí la necesidad de abandonar el modelo asistencialista, en el que el Estado asiste u otorga derechos a la familia. Es necesario caminar hacia un modelo que dé un verdadero protagonismo a las mismas familias. Esto supone elaborar una nueva cultura familiar. Y la historia demuestra que las sociedades en declive han podido levantarse de nuevo sólo cuando han conseguido elaborar precisamente esta cultura familiar.
El libro de Pierpaolo Donati, en fin, nos habla de la familia como una relación social, y no solamente como un lugar de afectos y sentimientos, o una casa y un patrimonio. El fenómeno de la pluralización de las formas familiares no anula este sentido profundo, sino que refleja simplemente los cambios en el ciclo de vida de las familias. Para afrontar esta situación, Donati ha delineado una serie de factores que promueven esa capacidad de la familia de ser y producir más familia por medio de la familia.
Portada del libro
Desde este horizonte, Donati afronta también otros temas centrales para orientar nuestro actual debate en torno a la familia. Un capítulo se refiere al problema de la identidad sexual en la familia. Si el código simbólico masculino y femenino se vuelve confuso, el pensamiento humano se diluye. En nuestra época, percibimos cómo el código simbólico posmoderno ha tendido a privilegiar el polo femenino, aunque no en su aspecto de maternidad. Por eso es necesario afirmar que la diferencia sexual no significa división, separación conflictiva ni oposición dialéctica, sino capacidad de comunión.
Afronta también Donati el tema de la generatividad de la relación conyugal. La diferencia entre una convivencia libre, meramente agregativa, que queda confinada en sí misma, y una relación generativa, capaz de generar otras relaciones sociales, es enormemente relevante. El paso de una a otra implica la activación de una reflexividad que anida en el matrimonio como bien relacional.
Otro asunto que sale a colación es el modo en que la familia favorece las virtudes sociales. La fuerte pérdida de estas virtudes, tanto a nivel privado como público, no se debe imputar a la familia, sino a los procesos de modernización que han privatizado a la familia, erosionando o cancelando su papel como sujeto social.
La emergencia de la familia que vivimos hoy pide respuestas como la del sociólogo italiano. Donati ha mostrado que la familia no está en absoluto superada, sino que es una realidad vital para que se dé un paso auténtico de la naturaleza a la cultura. A fin de cuentas, Donati ha puesto de manifiesto que el destino de la familia y el de la sociedad son inseparables, y que sólo reconociendo la ciudadanía de la familia podrá realmente nuestra sociedad tener futuro.
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*Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2013, 328 págs.