La Universidad de Santiago ha publicado recientemente una interesante reflexión de Andrés Ollero, Catedrático de Filosofía del Derecho, sobre un tema no siempre bien entendido y que resulta clave para afrontar los retos que tenemos planteados para el desarrollo de nuestra comunidad política: el bien común.
En este ensayo, que lleva por título «El bien común: justicia, política y moral»*, el profesor Ollero aborda las exigencias derivadas del bien común que identifica, en primer lugar, con la justicia objetiva que nos ayuda a dar a cada uno lo suyo, «un mínimo ético innegociable que en ningún caso resultaría disponible ni para el legislador ni, menos aún, para la autonomía de la voluntad en el ámbito privado, marcando así una infranqueable barrera de orden público».
Más allá de este campo «jurídicamente reglado» el autor descubre una segunda dimensión del bien común: la política. «Nos situaríamos por tanto ahora -afirma- más allá de las exigencias de la justicia objetiva, porque para solucionar los problemas de la polis no nos bastará con un mínimo ético, sino que habremos de aventurarnos en la configuración de un espacio más complejo y azaroso. (…) Habrá que añadir directrices atentas a razones de oportunidad y eficacia, que merecerán para más de uno el nombre de políticas. Serían responsabilidad del poder ejecutivo, mientras que la garantía de los derechos quedaría en manos del poder judicial». Y continúa: «(…) principios y políticas se esforzarán por actualizar prudencialmente, en un contexto histórico y cambiante, una justicia siempre por hacer y un bien común siempre por culminar. (…) El suelo firme de la justicia objetiva debe encontrar su necesario complemento en una capacidad de edificación tan imaginativa como ambiciosa».
Por todo ello hay, finalmente, para el profesor Ollero una dimensión moral del bien común. Se trata, explica, de un «auténtico desafío personal, al hacerse evidente que junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. Hacer política se convertirá en la ‘vía institucional’ de la caridad. (…) Al final por tanto cabrá experimentar en qué medida el compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político«, como expresa Benedicto XVI en Caritas in Veritate.
*«Las raíces del humanismo europeo y el Camino de Santiago. Actas de los X Encuentros Internacionales de Filosofía en el Camino de Santiago y del Congreso Internacional», Santiago, 2011.