A Pablo Domínguez. In memoriam

Publicado el 15 de febrero de 2011
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram

Cura

En el segundo aniversario de la muerte de Pablo Domínguez

«Yo ya no me pertenezco»

¡Qué difícil escribir sobre Pablo Domínguez Prieto! Cuando se acaricia la posibilidad de lo inefable sobreviene el vértigo del respeto al Misterio. Por supuesto que Pablo fue un hombre de carne y hueso, pero también era alguien penetrado por la fuerza del Espíritu Santo y sostenido constantemente por sus dones. Él crea con su presencia ese «no sé qué» miedo que se siente al pretender hablar de este sacerdote configurado en el Corazón del mismísimo Verbo Encarnado.

«Yo ya no me pertenezco», dijo Pablo el día de su ordenación sacerdotal. Y lo llevó a término hasta su último suspiro en este mundo contingente.

Parece algo tan evidente…; porque ¿Quién se pertenece a sí mismo? Nadie sino Dios. Y esta pertenencia se llena de luz fundamentalmente desde la realidad de la familia de las tres Personas divinas que se aman perteneciéndose desde siempre y para siempre. Sin embargo el pecado produce engaño. Hasta la más estúpida de nuestras ensoñaciones puede ser creída por nosotros al pie de la letra. Y una de las más dramáticas es el convencimiento de que me pertenezco. Traducido en lo real del día a día es algo así como: «Me he dado la vida»,  «siempre tendré salud», «organizo mi tiempo y mi dinero», «me basto y me sobro para…». Y, aunque alguien me tache de ingenuo o de loco, podemos llegar a creer que «no moriré». Claro que nadie es tan estúpido como para decírselo, literalmente, a sí mismo. Pero, ¿cuánta gente cuenta realmente con que se va a morir?

En definitiva podemos darnos cuenta de lo fácilmente que se nos olvida nuestra radical contingencia. Y ello motivado por la absurda postura de creer que nos pertenecemos. Que tenemos el control sobre casi todo, incluido Dios. O acaso, ¿no nos parecemos mucho más al fariseo que ora henchido de autosuficiencia en detrimento del publicano que expresa con absoluta sinceridad su más radical necesidad de salvación?

Creo que de esta seguridad radical de Pablo de no pertenecerse proviene la entrega sin mesura a todos los que conoció en su vida. Pablo era inmensamente feliz y un hombre con una radical conciencia de su libertad porque  su pertenencia radicaba en Dios- Amor. Y el que es amado por un Amor como el de Dios sabe que Él no puede no querer lo mejor para su amado. «Saberse amado por Dios es la mayor alegría» decía Pablo.

De esta Fuente «que mana y corre» hasta la eternidad bebió Pablo a diario. Podríamos ensimismarnos en su capacidad aparentemente sobrehumana de llegar a lo imposible en sus interminables jornadas. De conocer a miles de personas y atenderlas mirándolas a los ojos como si fuera la primera vez que se encontraba con un ser humano. Su inteligencia fuera de lo común. Su humildad y sencillez. Su amor a la Verdad desde la filosofía. Y tantas cosas más. Pero su anclaje en el Corazón misericordioso de su amado Jesucristo fue el origen de todo lo que hemos conocido sobre Pablo. Vivió como su Maestro porque se ensimismaba en su Corazón divino mediante la oración y los sacramentos.

Para mí es muy revelador que Pablo, un filósofo cien por cien, no empezara su titánica búsqueda de la Verdad por el intellego ut credam («entiendo para creer»), sino que su punto de origen fuera el credo ut intellegam («creo para entender»). Así se entregó en cuerpo y alma a la Verdad de su amado Logos, Jesucristo. Primero se asombró del acontecimiento verdadero de su personal encuentro con Jesucristo, y después buceó en las procelosas aguas de la lógica y la metafísica para mejor conocer  al que era su Amor y su Vida.

El protagonista de mi vida es Dios, dijo este sacerdote inundado por el Amor divino. No creo que pueda acabar mejor este homenaje a mi querido Pablo.

Amigo querido, te quise cuando estabas físicamente entre nosotros, y te sigo queriendo de corazón, ahora que estás presente misteriosa pero realmente. Ojala nos encontremos en el Cielo. Pide al Padre Dios para que así sea.

Laus Deo. A Él la Gloria.

Miguel Ángel Ortega

Otras referencias a Pablo Domínguez en este blog:

La última cima, una película para la revolución

Ya no me pertenezco

La última cima, documental sobre Pablo Domínguez

Hasta la cumbre, Pablo

Actualidad en Twitter
[custom-twitter-feeds]
Últimos artículos
Enlaces destacados